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Historia
En el devenir de la historia de San Juan de la Rambla, una de las cuestiones principales se refiere a los hechos y circunstancias que dieron lugar a la formación de lo que hoy conocemos como la Villa de San Juan de la Rambla, que ha dado nombre a todo el municipio.
Por ello, vamos a tratar de exponer, de acuerdo con la documentación manejada, cómo se produjo la formación del pueblo y las personas que participaron más activamente en ella.
Entre los principales colonos que se establecieron en estas tierras del Malpaís de Icode, a comienzos del siglo XVI, figura Martín Rodríguez, portugués y vino acompañado de su esposa Catalina Hernández y de sus hijos.
Por los datos que se conocen se deduce que tuvo su vivienda , graneros y bodega, hechas de piedra y cubiertas de paja, cerca de donde después edificó la ermita de San Juan y se formó el pueblo.
También cerca de su vivienda, y donde hoy llaman el cubo, construyó un molino de para moler granos, con una gran acequia para llevar el agua desde las fuentes cercanas, la cual todavía existía a finales del siglo XVIII.
A la vista de lo señalado anteriormente, es comprensible que de siempre se haya considerado a Martín Rodríguez como el fundador del pueblo y de su iglesia.
En 1629, la sociedad ramblera ya alcanzaba los 80 vecinos, se iba sedimentando en capas bien diferenciadas, los terratenientes, de los cargos civiles (alcaldes) y militares, el clero, con gran poder. Los pequeños artesanos y campesinos y, finalmente, los peones y esclavos.
Por algún documento aislado, se sabe que en 1635 existía una casa de posada y mesón. También había un vendedero.
En otro orden de cosas, la población poco a poco iba aumentando: ya a mediados del siglo había alrededor de 600 habitantes, y a finales del mismo se rodaba el millar. Ello motivó entre otras razones, la ampliación de su iglesia parroquial de San Juan Bautista en una segunda nave.
Por otro lado, hay que destacar que en la noche del 7 al 8 de octubre de 1826 tuvieron lugar unos trágicos acontecimientos que llenaron de luto y sumieron en la pobreza a numerosas familias, como consecuencia de un estremecedor temporal de agua y viento que se abatió sobre toda la isla.
Sobre el pueblo de San Juan de la Rambla se precipitaron las aguas de las zonas altas del municipio, donde habían causado numerosos daños en lo terrenos de esa zona. El barranco que atraviesa el pueblo se desbordó y sus aguas penetraron por calles y casas, ocasionando víctimas y numerosos daños. El pueblo estuvo a punto de ser arrasado, pues las aguas se llevaron siete casas y otras quedaron parcialmente destruidas.
A la altura de lo que hoy conocemos como el Chorro Viejo, las aguas del barranco se dividieron en dos brazos. Uno de ellos continuó su propio cauce, así como por la calle y terrenos colindantes; se llevó el puente principal, así como varias casas, arruinó otras, como el edificio del Ayuntamiento (la antigua Alhóndiga), y arrasó también la plaza antigua.
El otro brazo se desvió por la calle de El Mirador y los terrenos situados a su izquierda, formando una enorme barranquera que corrió hacia abajo arrasando huertas y casas y que, antes de desembocar frente a los Roques, formó un enorme socavón que también ha recibido el nombre de Caldereta.
También las aguas afectaron a la Iglesia, pero esta se mantuvo en pie y tuvo pocos daños; en cambio, se llevaron el Calvario de este pueblo, hecho de piedra y situado a la entrada del mismo y cerca del barranco, del que sólo quedó una cruz.
después de este paréntesis tan trágico, retomemos el hilo de la vida municipal.
Desde la proclamación de la Constitución de 1837 por la regente María Cristina hay una sucesión de relevos en la alcaldía cuya una de las principales preocupaciones, de todas las corporaciones en todos los tiempos fue el arreglo de los caminos, que cada año se estropeaban, especialmente en la época de lluvias, por los desprendimientos y el arrastre de materiales. También tenían atenciones preferentes a los montes. Era una de las pocas riquezas que tenía el municipio y cada año el ayuntamiento autorizaba la extracción gratuita para uso de los vecinos, principalmente leña, carbón y cisco.
Por otra parte, la emigración continuaba siendo una una de las principales válvulas de escape para remediar los problemas sociales y económicos del municipio. El promedio anual de emigrantes era de unas cincuenta personas. Estos se dirigían principalmente hacia Cuba y Venezuela.
Ya en el siglo XX, las sucesivas corporaciones con gran dinamismo toman diversas medidas para impulsar el desarrollo del municipio, tales como el arreglo de caminos, cementerio, se mejoran las calles, se acondicionan las fuentes públicas y existe gran preocupación por la creación de escuelas en todos los barrios.
Otro de los hechos especialmente históricos para este municipio tuvo lugar por un Real Decreto del Rey Alfonso XIII, por el cual se concede a San Juan de la Rambla el título de "VILLA".
En 1949 se establece un nuevo Ayuntamiento cuyo alcalde, don Felipe Pérez Luis regirá los destinos del municipio durante unos once años.
Durante su mandato se da un gran impulso a las vías de comunicación(pista a San José), se pone en funcionamiento la travesía, se asfaltan las calles del casco, se termina el camino a las Aguas, también se elabora el plan de urbanización del Volcán de las Aguas, se termina la torre de la iglesia con su reloj, se proyecta un nuevo edificio para el Ayuntamiento y la Plaza Mayor, se incrementa a cuatro el número de escuelas en el casco, se lleva a cabo la electrificación del municipio y se inicia la construcción de la red de abastecimiento de aguas.
Durante este periodo se inician los trámites de la Cooperativa de Viviendas "San Juan Bautista" y se pone en funcionamiento un nuevo cine; todo ello, gracias al tesón de Don Antonio Antonio Ruiz Cedrés que sucedió posteriormente a don Felipe Pérez Luis. También se construye el campo de fútbol en las Aguas y por primera vez hay una farmacia en el municipio.
Igualmente, abre sus puertas en esta época una institución docente que dio un impulso extraordinario a la formación de la juventud de aquella época en este pueblo, la Academia de Segunda Enseñanza "San Alberto Magno", donde sus promotores fueron don Armando Pérez Luis y don Francisco Hernández García.
Para terminar y en aras de la prosperidad y el progreso de San Juan de la Rambla, hacemos votos para que todas las Corporaciones futuras puedan llevar a la práctica se gestión con aciertos, y que las inquietudes y realizaciones municipales se repartan con exquisito equilibrio entre todos los núcleos en virtud de sus necesidad.